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33º Soberano Gran
Inspector General
Esta serie se viene transmitiendo desde 2015, en su segunda
temporada, episodio 14 “Tomar prestado o robar”, se presenta como:
Un tatuaje señala al equipo a
una poderosa sociedad secreta colegiada, pero solo Rich Dotcom, uno de sus ex
alumnos, puede infiltrarse en él.
El tatuaje en cuestión:
El águila bicéfala, la encontramos en el escudo del grado 33:
v Deus meumque jus
Esta divisa, típica del grado 33°, ha sido
interpretada con cierta ligereza.
Generalmente se la traduce como “Dios y mi
derecho”.
Se supone que su origen data de la Batalla de Gisors en 1198, cuando Ricardo Corazón de León la empleó como
una contraseña.
En la referida batalla Ricardo derrotó a los
franceses. El significado de la contraseña era que Ricardo debía su condición
real sólo a Dios y a su propia herencia familiar (su “derecho”) y, por lo tanto, no estaba sujeto a ningún poder
terrenal.
Esto, que es una justificación del origen
divino de la monarquía, realmente tiene muy poco de masónico.
A principios del siglo XV, Enrique V adoptó
este lema, en su forma francesa Dieu et mon droit, como el lema de la
monarquía británica, que lo incluye en su escudo de armas.
El hecho de haberlo escogido en francés se debe
a que este último idioma había reemplazado al latín como lengua de la clase
alta.
De todas formas, es muy poco probable que los
fundadores del rito escocés, que eran franceses o norteamericanos, eligieran
esta frase como lema meramente para referir a la corona real de Inglaterra.
Otras traducciones de la frase son: “Dios y
el derecho me protegen”, de carácter exotérico, y “Dios y mi mano
derecha”, relativa al acto de elevar esta última durante la coronación de
los reyes germanos.
O bien “Dios y mi rectitud moral”, la
cual no deja de destilar cierto sabor jesuítico.
Ninguna de estas lecturas es satisfactoria
desde un punto de vista masónico.
La interpretación más habitual dada en América
Latina es: “habiendo
sido creado el ser humano en la plenitud de sus derechos, todos debemos
ejercerlos sin excepción alguna”.
Esta frase puede tener una lectura política,
válida pero meramente exotérica.
Nosotros creemos que una interpretación
esotérica puede obtenerse reflexionando sobre el sentido de la palabra “derechos”.
El Martinismo habla de los “derechos de nacimiento” que posee la especie
humana, que se habrían perdido como consecuencia de la simbólica “caída del hombre”.
La reintegración, entre otras consecuencias,
tendría el efecto de recuperar el ejercicio de tales derechos.
Esotéricamente, por lo tanto, los “derechos” en cuestión serían las
habilidades y facultades originales del hombre.
El Iniciado del 33°, entonces, sería el símbolo
del Hombre reintegrado, y por lo tanto reinstalado en la plenitud de sus
derechos.
Desde un punto de vista masónico, la totalidad
de los derechos dentro de la Orden se alcanza en el tercer grado, es decir, con
la condición de Maestro.
Pero los Altos Grados fueron creados para
compensar las deficiencias del tercero en el que, por no recuperarse la
Palabra, no puede lograrse una Maestría completa.
Por lo tanto, en el 33° se conseguiría, al
menos teóricamente, el objetivo final de todos los Ritos y los Altos Grados:
alcanzar la Maestría masónica efectiva, no sólo formalmente, sino
fundamentalmente en espíritu y en verdad.
De donde el “maestro masón” sería sinónimo de “hombre reintegrado”, empleando el lenguaje martinista.
Un hombre que, ahora sí, ha reconquistado el
empleo pleno de todos sus derechos.
Por ello, no debería descartarse totalmente la
propuesta formulada en algunas oportunidades, acerca de que, cuando los
Soberanos Grandes Inspectores Generales visitan una Logia Simbólica, lo hagan
vistiendo exclusivamente los atributos del Maestro Masón.
Porque, al fin y al cabo, si son verdaderos
Iniciados del 33°, no son más que verdaderos Maestros Masones.
En la imagen, cuadro del grado de Maestro.
Finalmente, digamos que algunos han propuesto
reemplazar este lema por el de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, u
otros similares.
Ello es comprensible, porque la referencia a
“Dios” no es aceptable para todos los Hermanos.
Nosotros creemos que el lema puede ser
preservado, siempre y cuando se le otorgue una interpretación esotérica, y no
se lo reduzca a algo religioso o vinculado con la moral o la política profanas.
Blanchard (2002) la toma como Palabra de Pase, a
la que se responde, en los Rituales en inglés, «God and my right» («Dios y mi derecho»).
Esta costumbre no nos parece feliz, pues
estimula una lectura exotérica de la divisa bajo consideración.
v El Tetragrama
Es «lo primero que se advierte al ingresar
al Templo».
Según Rizzardo da Camino, en este grado el
Tetragrama simboliza que “el Principio (Iod) de Vida (Hé) está en la
propia Vida (Vau Hé)”.
Como es sabido, el valor numérico
del Tetragrama es 10+5+6+10 = 26 = 8.
El número 8, con su forma ondulante
que recuerda al caduceo y la Kundalini,
representa el fluir, subiendo y bajando de la Energía Universal.
v Las coronas
Según Jung, un sombrero o una corona representa
un principio circular unificador, bajo cuya influencia se coloca toda la
personalidad del que lo lleva.
En este grado se utilizan varias coronas, tanto
la corona solar del Rey alquímico, como coronas simbólicas de roble y de
ciprés.
De hecho, la Iniciación es a veces referida
como una coronación.
En cualquier caso, la idea es demostrar la
culminación (hipotética) del proceso de individuación: el surgimiento consciente
del Sí-Mismo, el logro de una personalidad totalizada y unificada.
El águila del grado 33: el Águila Bicéfala, como su
nombre lo indica, consta de dos cabezas, una dirigida hacia el este y la otra
hacia el oeste, coronadas por un triángulo radiante en cuyo centro se encuentra
el número 33.
En el simbolismo del Águila Bicéfala indica que una
de sus cabezas mira hacia lo infinito del pasado, y la otra hacia lo infinito
del futuro, mostrando con ello que el presente es apenas una fina línea de
contacto entre dos eternidades.
En general, el águila de dos cabezas simboliza la SABIDURIA,
una de las cabezas representa al PROGRESO, la otra al ORDEN.
Las alas desplegadas representan lo presto que han de
hallarse los masones escoceses, para emprender la búsqueda constante de la
VERDAD de cuyo conocimiento se encuentra tan precisada la Humanidad.
La espada que el águila sostiene entre sus garras,
representa el PODER y el HONOR que son los atributos naturales que deben
sostener los Soberanos Grandes Inspectores Generales de la Orden
en su lucha por alcanzar la REDENCION HUMANA. A este respecto se dice que un Gran
Inspector General de la Orden no deberá nunca desenvainar su espada sin una
buena razón, y jamás envainarla sin honor.
Dr. Jorge Norberto Cornejo
Buenos Aires – Argentina. mognitor1@yahoo.com.ar
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