Manuel Díaz
Hernández
9 de mayo de 1774 -5
de abril de 1863
Santa Cruz de La Palma
(España)
Más popularmente
conocido como el padre Díaz o el cura Díaz, fue un
polifacético sacerdote ilustrado y humanista español.
También ejerció como pintor, músico, escultor y
promotor de actos de beneficencia.
Nacido en la isla de La Palma, siendo hijo de Francisco
Díaz Leal, originario de la Villa de Mazo, y de Francisca Hernández
Carmona, natural de la capital insular, Santa Cruz de La Palma. Estudió
humanidades y teología escolástica con objeto de alcanzar su vocación clerical.
Recibió la tonsura de manos del obispo de Canarias,
Antonio Martínez de la Plaza el 5 de junio de 1789 en Breña
Alta. Pronto destacó como predicador. Fue beneficiado de la Parroquia
Matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma por nombramiento del
rey Carlos IV en virtud de una Real Cédula expedida en noviembre de 1799,
destino del que se posesionó el 22 de agosto de 1800.
En 1819 se creó la Diócesis de San Cristóbal
de La Laguna, también conocida como Diócesis Nivariense, en la que quedó
englobada la isla de La Palma. Tras esto, se le nombró canónigo electo de
la Catedral de San Cristóbal de La Laguna, sede de la misma. Si bien,
Manuel Díaz renunció a este cargo para no tener que ausentarse y abandonar su
labor pastoral.
El 11 de junio de 1820, con motivo de un
discurso pronunciado por el religioso debido a la aplicación de la Constitución
española de 1812 fue desterrado, trasladándose a la isla de Tenerife y
regresando 15 años después. En esta isla conoce al escultor e imaginero orotavense Fernando
Estévez de Salas con quien guardó gran amistad y a quién encomendó la
realización de algunas obras religiosas para la Iglesia de El Salvador, tales
como el Santísimo Cristo del Perdón o la imagen de la Virgen del
Carmen. En La Palma, Díaz ejerció una gran influencia en la vida pública a lo
largo de gran parte del siglo XIX, destacando además en el ámbito de las
bellas artes, principalmente en la pintura, música, escultura, educación,
beneficencia y otras.
Fallece al caer por las escaleras de El Salvador el 5 de
abril de 1863, a la edad de 89 años. Originalmente fue enterrado en el
cementerio municipal de Santa Cruz de La Palma, hasta que en 2008 su
cuerpo fue trasladado a la Parroquia Matriz de El Salvador.
En 1897 se erigió una estatua en su honor en la
Plaza de España de Santa Cruz de La Palma, siendo el primer monumento civil
erigido en Canarias.
***
Tras 65 años de actividad sacerdotal, el padre Díaz se
convertiría a su muerte en modelo de cura virtuoso y caritativo, dejando una
estela imborrable en la sociedad isleña. Su estatua, primer monumento civil
erigido en Canarias, sería colocada sobre lo alto de un gran pedestal. En la
cara delantera de la base, una lápida en mármol lleva esculpidos signos
relacionados con las cualidades de su figura (un laurel, una lira, un cáliz,
una palma del martirio, una partitura musical). En la parte posterior,
sorprende la imagen de un relieve del pelícano que desgarra su pecho
para dar de comer a sus hambrientas crías, símbolo de la caridad y la filantropía
(grado 18 de la francmasonería). Un símbolo eucarístico y cristológico que,
curiosamente, se repite en el sagrario del tabernáculo del templo, por lo
cual se sospecha su vinculación a la masonería, como desvela el historiador
Manuel Paz en La Masonería en La Palma.
En el año 2008, los restos mortales del presbítero
regresan a la parroquia de El Salvador, después de ser trasladados en procesión
desde el cementerio capitalino, donde su cuerpo yacía en un sepulcro con una
sencilla cruz de madera a la que nunca faltaron flores y cartas de amor.
El padre Díaz es el modelo en el que se miran muchos
religiosos que en la actualidad están lejos de las posiciones más conservadoras
de la jerarquía oficial, que tienden puentes con la sociedad y apuestan por los
pobres y los emigrantes. “Una iglesia fuera de los palacios y de los símbolos
del poder”, como reclama el papa Francisco.
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